¿Cómo regar las plantas de exterior e interior?
Riego en verano e invierno
Erores que no se deben cometer: Regar de forma correcta
Las plantas de interior o exterior que se mantienen en maceteros suelen presentar algunos síntomas de decaimiento, enfermedad o simplemente no crecen como deberían. Se suele pensar que la causa es la de algún agente patógeno, de la composición de la tierra o la exposición solar. Lo cierto es que el problema lo provocan las personas al regar. Las raíces son órganos vegetales muy sensibles y a pesar de estar bajo tierra requieren de microscópicas bolsas de aire para que su mecanismo de absorción de agua y nutrientes funcione con normalidad. El sustrato o tierra que se vende en las tiendas para cultivar plantas, generalmente traen los nutrientes necesarios y una gran cantidad de materia orgánica. Su textura le da la particularidad de formar poros y microporos alrededor de las raíces, generando las condiciones adecuadas para su funcionamiento. El exceso de riego provoca que esos microporos se tapen, y por ende, impide que las raíces hagan su trabajo, se asfixian. Es por ello que controlar la frecuencia de riego puede ser la solución a muchos de los problemas que sufren los aficionados a la jardinería. Hay dos factores a considerar cuando se riega una planta: la época del año y el porcentaje de humedad que tiene la tierra. Si la estación es invernal, las frecuencias de riego generalmente disminuyen a la mitad, debido a que las plantas pierden menos agua por evapotranspiración, es agua que pierden al respirar y abrir sus estomas, entonces, al tener un ambiente menos seco pierden menos agua por sus estomas. Medir el porcentaje de humedad de la tierra del macetero se puede realizar de una forma muy práctica y sencilla, se entierra una parte del dedo en el sustrato y si al sacarlo tiene tierra pegada, entonces la planta aún no necesita un nuevo riego, si por el contrario no hay restos de tierra en el dedo, entonces ya es hora de agregar un poco de agua. Hay que considerar que cuando se utiliza tierra con materia orgánica, como tierra de hojas o compost, tienen la capacidad exclusiva de almacenar agua por mucho tiempo, propiedad que la tierra o sustrato arenoso no posee. Por lo tanto, el riego siempre debe ser controlado para evitar la asfixia y la posible muerte de la planta. Regar las plantas es importante, pero lo es más aún, mantener el equilibrio adecuado de humedad. Son seres vivos y los excesos también los daña.
Debido a lo anterior es muy difícil calcular cuánta agua debo hecharle a cada planta, por lo que, medir la humedad de la tierra es el medio más seguro para saber si se debe regar o no. Como decía, se puede meter el dedo en la tierra para conocer un porcentaje de humedad aproximado. No es una medida exacta, pero ayuda mucho y es totalmente gratis. Ahora, si se quiere ser más preciso, existen instrumentos que miden de manera sencilla la humedad. Se pueden encontrar en el mercado por diversos nombres, sensores o medidores de humedad de suelo, hidrómetros, testeadores de humedad, etc. No son costosos, no usan pilas o baterías, son fáciles de usar y entregan una lectura inmediata y sencilla de entender. Hay algunos que no solo entregan medidas de humedad, sino también de ph, permitiendo evaluar la acidez del suelo, ayudando a prevenir otros problemas de nuestro pequeño y verde ser vivo.
Consejos: El momento adecuado para regar
La forma de utilización es muy simple, se entierra en el suelo o sustrato de la planta que se quiere analizar y te entrega una lectura indicada por una flecha o aguja. Hay tres niveles: Mojado (Wet), Húmedo (Moist) y seco (Dry). Es recomendable regar siempre en la transición entre húmedo y Dry, es decir, cuando la aguja esté bajando de húmedo a seco. No se debe esperar a que llegue a seco, porque la planta podría sufrir daño.
También se puede utilizar al momento de regar. Si se echa agua, luego se mide la humedad del suelo y aparece la lectura de húmedo, significa que no se debe echar más agua.
Otro elemento fundamental para evitar la asfixia radicular por exceso de agua es utilizar maceteros con perforaciones en la parte de atrás. Ya que, al verter agua con un jarro o manguera, siempre se echa demasiada y es peligroso que el exceso quedé estancado.
En conclusión, regar tus plantas es una responsabilidad, pero también lo es cuánto y cuándo regar. Aunque parezca que le hacemos un bien a la planta al echarle agua seguido, lo cierto es que la estamos ahogando y asfixiando. Distanciar los riegos en el tiempo, de manera adecuada es fundamental para mantener saludable a este ser vivo que alegra y decora tu hogar y jardín.
Ricardo Carrión
Administrador del blog
